El condón femenino reduce el riesgo de la mujer de contraer el VIH entre un 94% y un 97% en cada intercambio sexual. Pese a que obtuvo rechazo desde un principio, varios investigadores están intentando rediseñarlo para ganar mercado. Ha resultado ser especialmente relevante en algunos países del África subsahariana. Entre 2007 y 2010, el número de condones femeninos duplicó su distribución de 25 a 50 millones.
Llevan décadas desarrollándolo, pero su impacto en el mercado ha sido nulo. El condón femenino ha generado rechazo durante años por su peculiar diseño, parecido a una bolsa de plástico. Sin embargo, como se recoge en un artículo publicado en Mosaic Science del que se hacen eco en Materia, es ahora cuando podría despegar definitivamente y convertirse en el mejor aliado para tener sexo seguro en el futuro. Wisconsin Pharmacal lo introdujo finalmente en EE UU, en 1993, en plena crisis por el aumento de casos de sida. Los expertos en salud pública lo recibieron como un verdadero factor de cambio. El condón, una funda de poliuretano a introducir en la vagina antes del coito, iba a proteger a las mujeres de posibles infecciones de transmisión sexual aunque sus parejas masculinas se negaran a utilizar preservativos. Utilizado correctamente, reduce el riesgo para la mujer de contraer el VIH entre un 94% y un 97% en cada intercambio sexual. Los estudios demuestran que la presencia del preservativo femenino junto a su versión masculina aumenta el porcentaje de relaciones sexuales seguras y reduce la prevalencia de infecciones de transmisión sexual. Rechazado hasta ahora Estos datos no han hecho que el condón vaginal despegue y haga honor a su potencial. Lastrado por un modo de empleo menos intuitivo y familiar que el masculino, fue ridiculizado por los medios, ignorado por los médicos y rechazado por las mujeres, que lo encontraron antiestético y difícil de usar, además de caro (llegaba a costar en sus primeros años de vida hasta cinco veces más que uno masculino). A día de hoy, sólo el 1,6% de los condones distribuidos a nivel global son vaginales. En sus inicios estaba concebido exclusivamente para ser comercializado en el sector privado estadounidense Hoy, un nuevo intento por parte de investigadores, ingenieros y empresarios busca provocar su éxito definitivo. Los actuales condones vaginales están siendo rediseñados y reinventados en busca de abrirse paso en el mercado cuanto antes. África, un nuevo rumbo para este condón Pese a que en su inicio estuvo concebido para ser comercializado en el sector privado estadounidense, las peticiones para ponerlo a prueba en varios países de África por parte de organizaciones internaciones sin ánimo de lucro y las agencias de cooperación internacional provocaron que la estrategia cambiase. El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), la Agencia Norteamericana de Desarrollo Internacional, Population Service International y otros han sido desde siempre grandes compradores de condones masculinos. Adquieren con frecuencia condones al por mayor para luego donarlos (o venderlos a un precio altamente subvencionado) a clínicas y proyectos que presten servicio a poblaciones de alto riesgo, como ocurre en muchas poblaciones africanas. El condón femenino resultó especialmente relevante en algunos países del África subsahariana, donde a principios de los 2000, el 60% de los casos de VIH eran diagnosticados a mujeres expuestas al virus por sus parejas estables. Mejoras respecto al diseño original La recepción del condón femenino fue mejor en África que en EE UU, pero al buscar Female Health Company (como fue rebautizada la Wisconsin Pharmacal) un impacto global, aún le hicieron alguna mejoras. El condón de poliuretano fue sustituido por uno de nitrilo, el material del que están hechos los guantes sanitarios. El condón de nitrilo, denominado FC2, es notablemente más barato que su predecesor de poliuretano, el FC1, y también mucho más silencioso durante el coito. En 2007, la UNFPA pre-aprobó el FC2, permitiendo su venta al por mayor a agencias del sector público. Entre 2007 y 2010, el número de condones femeninos duplicó su distribución de 25 a 50 millones.
Mucho camino por recorrer El reto es ahora económico. Por cada condón femenino adquirido por una agencia donante se obtienen 71 condones masculinos. Y aunque el precio del condón femenino se ha abaratado sigue siendo un factor disuasorio. Una agencia de cooperación gastará entre 0,55 y 0,88 dólares en cada FC2 al por mayor, pero puede conseguir condones masculinos a unos míseros 0,02 dólares. Las primeras versiones del nuevo condón femenino habían apostado por el diseño a base de anillosLa disponibilidad de condones femeninos en clínicas de países subdesarrollados puede ser irregular y la situación no cambia mucho en el sector privado. Mientras los estantes de las farmacias están repletos de condones masculinos de todo tipo imaginable, puede ser difícil localizar un condón femenino a la venta. Adiós a los anillos y más facilidades para su uso Las primeras versiones del nuevo condón femenino habían apostado por el diseño a base de anillos. Uno de los primeros prototipos en los nuevos diseños siguió el mismo camino; una funda de poliuretano entre dos anillos fijos. Pero algunas mujeres advertían de dificultades con la introducción del anillo interno en la vagina y de molestias una vez dentro. Así que sus siguientes desrrolladores decidieron pasar por completo de los anillos, y testaron fugazmente un prototipo que se insertaba mediante un aplicador de tampón, pero que no conseguía desplegar el condón con seguridad. Para 2003 ya habían dado con la solución: un aplicador soluble. Los ingenieros crearon un condón con aspecto de embudo; una fina película de poliuretano que se iba estrechando para acabar en punta. El receptáculo principal se encontraría en esa punta, comprimido en el interior de una cápsula soluble. Para introducir el condón sólo habría que empujar la cápsula hacia el interior, tal y como se haría con un tampón. Una vez en contacto con la humedad de la vagina la cápsula se disolvería (normalmente en un plazo de 30 a 60 segundos) desplegando la funda del condón por completo. Los diseñadores añadieron estabilidad al producto colocando cuatro puntos de espuma de poliuretano absorbente en el exterior. Una vez desplegado, esta se adhiere a las paredes vaginales con suavidad y mantiene el condón en su sitio. En el exterior, como en el resto de preservativos femeninos, el segundo anillo protege los genitales externos. El Woman's Condom no es el único nuevo condón femeninoEntre noviembre de 2003 y enero de 2004 sesenta parejas recibieron muestras del prototipo a probar en sus domicilios. Quedaron impresionadas. Al 88% de las mujeres les resultó fácil de insertar, y el 97% aseguró que la funda era estable durante el coito. La gran mayoría de los hombres y mujeres encuestados dijo encontrarlo cómodo, y el 98% de las mujeres y el 100% de los hombres confirmaron sensaciones satisfactorias durante la relación sexual. Había costado seis años y más de 300 prototipos originales, pero para principios de 2004, PATH (la principal empresa encargada de su resideño y comercialización) había dado con su condón femenino, que rebautizaría con un nombre menos técnico y más comercial y simple, Woman's Condom. Una batería adicional de ensayos clínicos más amplios ha corroborado los descubrimientos de PATH en sus pruebas iniciales: los usuarios confirman que el Woman's Condom es cómodo, estable y fácil de insertar. Diversos estudios informan que el Woman's Condom gusta más que el FC1 y el FC2 tanto a hombres como a mujeres. La queja más frecuente es que no viene pre-lubricado, como sí hace el FC2. En su lugar, cada condón viene acompañado de un sobre con lubricante que los usuarios pueden aplicar ellos mismos. Nuevos modelos En 2011, el Woman's Condom recibió el visto bueno de la Administración de Productos Alimentarios y Farmacéuticos de Shanghai, y espera actualmente la revisión de la UNFPA; esperan que sea aprobado en 2014. Mientras tanto, pueden encontrarse cantidades limitadas a la venta en China y Sudáfrica. El Woman's Condom no es el único nuevo condón femenino. En 2012, la UNFPA preaprobó el Cupid, fabricado por una compañía de preservativos india. El Cupid utiliza una esponja de espuma en forma de anillo que, colocada en el extremo interno de su funda, lo mantiene estable. Al fabricarse con látex natural el Cupid podría ser el condón femenino más asequible, y ya está disponible tanto para el sector público como para el privado.
Hay más condones, todos con pequeños cambios de diseño, esperando la aprobación de la UNFPA. El Phoenurse, por ejemplo, a la venta en China, viene con un palito aplicador opcional. Y luego están los Panty Condom, unas braguitas reutilizables con un condón adherido a la zona vaginal. Antes del coito la mujer puede empujar el condón hacia el interior con su dedo (o directamente un hombre con el pene) sin necesidad siquiera de quitarse la ropa interior. Y aún hay más modelos en sus primeras fases de desarrollo: Origami Condoms, con base en Los Ángeles, California, ha concebido un condón femenino de silicona que se expande como un acordeón al introducirlo en la vagina
Los condones femeninos siguen sin ser tan intuitivos como los masculinos y si hay una lección que aprender de pasadas décadas es que las mujeres necesitan con frecuencia una cierta cantidad de práctica para dominar su funcionamiento. Esto implica que tanto médicos como terapeutas tendrán que hacer algo más que informar a las pacientes de su existencia, habría que facilitar la ocasión de practicar su inserción, bien en un modelo pélvico o en ellas mismas. Mayores apoyos para su relanzamiento Según los expertos, en la actualidad hay muchas más organizaciones dispuestas a ayudar con su relanzamiento. Algunas de las agencias existentes, principalmente la UNFPA, han dado un paso al frente, mientras que sus valedores han creado todo tipo de grupos de apoyo y reivindicación, como la Coalición Nacional del Condón Femenino de EE UU y el Programa Conjunto para el Acceso Universal al Condón Femenino, con base en Holanda. Los partidarios del condón, a la par, están dando rienda suelta a su creatividad promocional, inaugurando por ejemplo el Día Global del Condón Femenino (el 12 de septiembre de 2012 fue el primero) u organizando festivales de cine o pases de moda con el condón vaginal como motivo. Ciertas organizaciones han transformado barberías y peluquerías de Zimbabue, Malawi, Camerún y más sitios en centros de distribución de preservativos, dando formación a las peluqueras para la promoción y venta del producto a clientes de ambos sexos. Y los bombardeos mediáticos en África, con los condones anunciados en vallas publicitarias, televisión y radio, han propiciado una subida espectacular de la demanda.
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